Aunque en los últimos tiempos la COVID-19 a causa a su destructora presencia le roba la escena al dengue, la también peligrosa enfermedad cuyo agente trasmisor es el mosquito género Aedes persiste por imponer su actuación.
Así se puede apreciar en el municipio de Majagua con la aparición de 39 focos del dañino vector en lo que va de mes, un índice de infestación de 1,19 y 9 personas que se consideraron contagiados con el Sars-Cov-2 resultaron sospechosas de dengue.
Ante tal situación sin descuidar los protocolos higiénicos sanitarios que demanda la pandemia del siglo, se hace imprescindible la ejecución de acciones como el auto focal, las inspecciones del personal de la campaña anti vectorial y acudir a métodos solidarios que permitan la reducción de viviendas cerradas.
De la cantidad de focos del mosquito género Aedes detectados en el suroeste avileño, la mayoría corresponden al poblado cabecera y zona aledañas como la comunidad de Crucero de Campo Hatuey, donde los tanques bajos fueron quienes propiciaron que el vector estableciera sus criaderos.
No obstante la limitación de recursos y la amenaza de la pandemia diseminada por el territorio, la totalidad de sitios en los que el personal responsabilizado con la tarea detectó focos se les aplicó el correspondiente tratamiento de adulticida, mientras la constante capacitación de su colectivo para elevar la calidad técnica, es asignatura permanente para el centro de Higiene y epidemiologia majagüense.
Comprobado está que los síntomas de una y otra enfermedad tienen características similares, sin embargo sus formas de combatirlas son diferentes al existir medicamentos que un casos favorecen y en el otro perjudica, por esta y otras razones el combate contra la COVID-19 y el dengue no puede tener cuartel y de forma muy especial tan desacertada combinación.