Ojos que nada tienen que envidiarles a los que inspiraron a Nilo Menéndez a la creación de su inmortal pieza musical y la fortaleza propia del entorno campesino que la rodeo desde pequeña caracterizan a esta mujer.
Me cuenta que le encantaba caminar en compañía de su papá por las plantaciones de yuca, maíz y frijoles y que cuando terminó el 9no grado en la en la Escuela Secundaria Básica Urbana Simón Reyes Hernández aunque pudo haber optado por otras carreras su predilección fue la química industrial.
El politécnico Ramón Paz Borroto del vecino municipio de Venezuela se encargó de mostrarle a Rosmeris Martín Marín el camino de la especialidad escogida, para con posterioridad retornar a su querida Majagua y en la fábrica de conservas de la localidad realizar sus prácticas y servicio social.
No disponer el centro de la plaza requerida para incorporarla a la vida laboral una vez graduada, le dio la posibilidad de vincularse a otras tareas que reafirmaron sus conocimientos hasta que el área de laboratorio tuvo el acierto de abrirle definitivamente sus puertas.
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Amplias razones para que Rosmeris Martín Marín celebre feliz el día del trabajador de la industria alimentaria, para demostrarle a su mamá y a su esposo la efectividad del apoyo brindado respecto al cuidado de la pequeña Natalí y para que la ternura y el encanto de sus ojos verdes le permitan vencer cada día con mayor brío sobre su bicicleta, los 3 kilómetros que la separan de la Manchuria a la fábrica.