Lo cierto es que la palabra padrastro nunca fue de mi predilección y la comparaba con vocablos despectivos estudiados en primaria como camastro y balastro etc. Sin que me detuviera a profundizar mucho sobre el tema.
En cuanto a las madrastras, ese amplio caudal de odio plasmado en varios cuentos infantiles, sin lugar a dudas originó también una desfavorable repercusión al igual que las definiciones de hijastros y entenados, personajes utilizados con bastante frecuencia en chistes carentes de humor.
Por estos días en que todo nuestro pueblo participa en sus respectivas áreas de reuniones de la consulta del código de las familias la definición de madres y padres afines se hace mucho más asequible al vocabulario de las actuales generaciones con posibilidad de dejar en desuso los manidos madrastras, padrastros, entenados e hijastros.
Además de un sentido mucho más concreto, la calificación de afines, además de las madres y padres puede extender a otros miembros de la familia, como es el caso de los nietos, las tías, los sobrinos y los primos de origen no biológicos para de esa forma darle una mayor cabida a los sentimientos de afectos en el entorno parental.
Imaginase a un infante ante sus amiguitos si envés de decir él es mi padrastro dijera él es mi padre afín.
Entre los muchos beneficios que puede traer a nuestros hogares el nuevo código de las familias, para el mejor desempeño de la función de sus integrante está fortalecer la inclusión al ofrecer la posibilidad de dejar sin efecto palabras con sonidos poco halagadores al oído como las anteriormente señalas y que amor florezca para el bien de todos.