Laborar unas doce horas diarias, atender un hijo de 11 años de edad y ser ama de casa, pudieran parecer responsabilidades imposibles de materializar, sin embargo esta mujer de piel trigueña y vivarachos ojos lo logra.
Nos cuenta que cada día aunque se haya acostado alrededor de la media noche, a las 5 de la mañana está de pie y en condiciones de partir junto a su esposo para el pelotón de corte mecanizado, sitio en el que desempeñan sus responsabilidades laborales,
Mayelín Lías Oquendo, quien es la cocinera del grupo, la espontanea disposición que la acompaña y el hecho de ser técnico medio en mecanización agrícola, hacen que sea una fuerte reserva para el jefe de pelotón quien le asigna funciones administrativas que cumple satisfactoriamente.
Por eso resulta habitual verla desplazarse desde el fogón hacia la bomba de combustible, velar por el cumplimiento de las normas de consumo o emitir a través de la planta de radio instalada en su propia cocina móvil la información solicitada a nivel superior.
Ante cualquier duda cuenta con el apoyo del colectivo y de forma muy especial por parte del hombre con quien ya celebró los 18 años de unión matrimonial o bodas de vino y que es el computador de la brigada.
El disfrute de los platos que elabora es el mayor privilegio con que cuentan estos protagonistas de la campaña azucarera que dan gracias a la vida por la presencia de quien solo pudiera compararse con el hada del más hermoso de los sueños.
Sabe que al regresar a casa la esperan las consultas de su hijo para aclarar dudas respecto a las clases televisivas, alguna preocupación de la autora de sus días y conocidas funciones domésticas, pero para Mayelín Lías Oquendo, enfrentar dificultades y vencerlas pasa a ser de reto a lo cotidiano.
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