La crisis global provocada por el nuevo coronavirus ha generado distintas reacciones y efectos secundarios en el estado de ánimo de la población.
Como sucede en todas las situaciones de crisis, lo que más nos afecta es la incertidumbre y nos hacemos preguntas constantemente: ¿Cómo evolucionará la epidemia? ¿Qué impacto tendrá en nuestra salud? ¿Estaremos en peligro? ¿Se convertirá esto en una catástrofe?
Ante la nueva vulnerabilidad, una reacción común es sentir una falta de control sobre nuestras vidas. Podemos mostrarnos hipervigilantes, es decir, pensamos que tenemos el virus si nos duele la garganta, cuando en realidad lo que nos afecta es un resfriado común, o no tener nada. Se puede agregar que, existen personas que experimentan la sensación de injusticia o castigo.
El estrés emocional ante la enfermedad de la COVID-19 es inevitable. El organismo siempre busca adaptarse a su medio ambiente y la persona cuenta con características individuales que le permiten afrontar la situación de forma particular. Como seres sociales, el aislamiento voluntario, la cuarentena y el distanciamiento nos afecta a todos. Primeramente, por la libertad limitada, la indecisión y el cambio abrupto de las rutinas diarias. Los ciclos biológicos sufren transformaciones, muchos pasamos un buen tiempo conectados a las redes, no dormimos a la hora acostumbrada e irrespetamos los horarios de alimentación.
El desánimo, el cansancio y el desespero pueden hacerse presentes. En ocasiones podemos sentir, también, frustración, enojo o miedo. Entonces, ¿de qué forma se puede proteger nuestra salud mental en estos tiempos de la COVID-19?
Arianna Suárez Hernández, Licenciada en Psicología, y una de las especialistas en esta esfera en Majagua, aconseja que, aunque es difícil controlar lo que sucede, si es posible dominar ciertas actitudes y pensamientos propios con el empleo de algunos recursos necesarios. Por ejemplo, la meditación, el ejercicio físico, hacer algo que en realidad apasione. Propone alejar los pensamientos negativos, tomar conciencia de que preocuparse constantemente puede provocar síntomas o que estos se acentúen, lo cual incrementa el malestar emocional. Igualmente considera que la persona debe reconocer sus emociones y aceptarlas, así como también compartirlas, como una de las maneras de encontrar la ayuda y el apoyo que se necesita.
El encierro obligatorio por la Covid-19 ha provocado en el municipio un aumento en los diferentes comportamientos que afectan negativamente el estado emocional de sus pobladores. En las consultas son recurrentes los aquejados de síndrome de ansiedad, estrés pos traumático, hiperactividad sin distinción de sexo y edad, solo por mencionar algunos. Situaciones de las que se ocupa la consulta de salud mental en la localidad, la cual ha puesto al servicio de la población líneas de teléfonos y visitas a los hogares de pacientes, cumpliendo las medidas higiénico-sanitarias. En cada terapia se ha tratado de generar un ambiente favorable para aquellos que manifestaban sentimientos de culpa por todo lo ocurrido.
Estar bien informado es una responsabilidad. Conocer bien los hechos, tanto global como de la comunidad, buscar siempre información actual, clara y confiable, es lo recomendable, sin embargo, se debe evitar la sobrecarga. Vale recordar que los seres humanos somos los que tenemos la capacidad para entender las situaciones, por lo que cooperar y ayudar a los demás es lo que verdaderamente importa si queremos mantener equilibrada nuestra salud mental a pesar de estar en tiempos de pandemia.
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